Como mujeres hoy en día enfrentamos nuevos retos, ¿por qué?, las películas y la publicidad nos han creado un “estándar” de la plenitud, en donde la mujer trabaja eficientemente fuera de casa, al regresar cuida de sus hijos y esposo, tiene tiempo para ir al gimnasio, ir a la estética, lucir siempre impecable y además para salir con sus amigas a cenar. ¡Wow! Para hacerlo si necesitas ser la mujer maravilla, porque es una imagen que esta muy lejos de la realidad.

Mamás trabajando

Autor: Vane D´ Bru

Para poder hacer todo esto se necesitan más de 24 horas al día, una fuerte suma de ingresos mensuales y ayuda doméstica en casa (que lave, planche, cocine, limpie, que haga las compras del super y se ocupe de hacer la tarea con los hijos para que puedas llegar a disfrutar de tu familia); el problema es que obviamente todo eso no es algo que este al alcance de todas las familias, aunque todos exigen eso de la mujer de hoy en día, y lo peor es que las mismas mujeres lo demandamos.

La mayoría de las mujeres trabajan por necesidad, algunas otras lo hacen por “desarrollar sus intereses personales o profesionales”, cual sea el caso, el costo de ello es muy elevado porque además de trabajar deberán seguir atendiendo su hogar y a la familia.

Los hijos necesitan amor por parte de su madre, que debe estar tranquila y satisfecha con sus actividades, pero si el salir a trabajar o quedarte a atender a la familia implica que tenga resentimiento o frustración, por los “sacrificios” que cualquiera de ellos requiere, necesitas hacer un alto y sopesar todo tu estilo de vida, pues debes ser esa fuente de alegría y seguridad afectiva que solo “la mujer sabe proporcionar en el hogar”. La escritura nos dice :”La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba” (Proverbios 14:1).

Algunas ventajas que podemos encontrar al salir a trabajar son la ampliación de contactos, a lo mejor cultura, y el incremento de seguridad e independencia; en contra cara encontramos una ausencia prolongada en la casa, sobre carga de trabajo, por lo tanto mayor estrés, que traerá mal humor y poca disposición para pasar su tiempo libre con sus hijos.

La mujer que es esposa es la encargada de tejer su hogar con un diseño y belleza único, un hogar tejido por una esposa creyente expresará la gracia y la belleza que revela la obra del Espíritu Santo en todas las actividades diarias, claramente se ve en la vida de sus hijos y de su esposo. “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba: muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas“. (Proverbios 31:28-29)

Si tu necesidad es trabajar, aprovecha el corto tiempo que dispongas, efectúa actividades que te permitan estar atenta a sus intereses, en donde se sientan valorados, realiza algunas cosas juntos como el ir a comprar los víveres o cosas que puedan aprender a hacer que les permitan desarrollar cierta autonomía correspondiente a su edad.

Pablo escribió: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”. (1 Corintios 11:3)

Este será otro tema que podremos analizar juntas.