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En esta columna hablamos de cualquier situación que nos impide alcanzar el equilibrio que necesitamos en nuestra vida;

 

Orden del hogar

 

En esta columna hablamos de cualquier situación que nos impide alcanzar el equilibrio que necesitamos en nuestra vida; en el artículo anterior mencione de forma muy vaga el Orden de la Familia, curiosamente hoy conocí a una mujer hermosa, trabajadora, que se esfuerza por ser una buena madre y buena esposa, ella sufre las consecuencias del exceso de actividades y responsabilidades a las que estamos sujetas; ¿por qué? Porque así nos lo exige la sociedad en la que vivimos, sujetos a los estándares y opiniones de las personas que nos rodean, quienes a su vez buscan encajar en un mundo capitalizado que nos aleja de lo verdaderamente importante, nuestra relación con Dios y con nuestra familia, con un orden distorsionado de esta última.

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Pablo escribió: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11:3) ¿será esto posible?, ¿qué beneficios tiene esto?; ahora bien, esto no es algo nuevo, desde el Génesis, Dios dejó muy claro el orden de actividades da cada quien y a lo largo de la Escritura podríamos analizar a cada pareja, así veríamos que cuando cada cual hace lo que le corresponde no hay malas consecuencias.

Lo que quiero enfatizar es que cada uno fue creado con ciertas características correspondientes a ciertas tareas asignadas, siguiendo el ejemplo de lo que expone Pablo en la cita anterior, todo hombre debe actuar conforme a la Biblia, cuidando de su compañera, sus hijos, proveyendo lo que necesitan e instruyéndolos en la Palabra de Dios; por su parte la mujer, es la ayuda idónea del varón, y se encarga de otras actividades muy importantes en el hogar, en la Escritura podemos encontrar muchos textos que hablan de las virtudes de la mujer sujeta a Dios; muchos son los aspectos que se pueden resaltar de esta relación de una pareja de “discípulos” de Dios.

Siempre es muy importante la comunicación entre la pareja, para tomar las mejores decisiones y llegar a acuerdos en beneficio de la familia, para ello “primero” consulta a Dios y lo que dice su instrucción. Al principio te comente acerca de una mujer que conocí, ella comentaba su “necesidad” de estar más tiempo con sus hijas (situación que ellas demandan sin excepción de la edad, externando que no les interesan las comodidades que gracias a su trabajo disfrutan) , una mujer que ha logrado éxito en su trabajo, con buen puesto, con un buen hombre a su lado, pero que juntos olvidaron consultar a Dios en cada proyecto; hoy día ese vacío que hay le pertenece a Dios y nada lo ha llenado.

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Es importante destacar lo siguiente: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” ( 1 Pedro 3:7), la mujer tiene necesidades afectivas y de reconocimiento, es “sensible”, esto le permite apoyar, entender e impulsar a cada miembro de su familia (seamos honestos todos reconocemos que se nota en cualquier lugar, cuando una mujer esta al cuidado de sus hijo y su hogar), el hombre debe amarla, respetarla y dignificarla día a día; cuando esto no sucede no existe el equilibro en el hogar.

Si eres un Varón y lees esto, tal vez te has dado cuenta la razón por la que sientes que tus oraciones están incompletas o como muchos dicen: “que Dios no te escucha”, y si eres mujer, no dudes en realizar lo que tu marido siguiere, claro, “siempre que este de acuerdo con lo que establece la Biblia”.

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Dios respalda cada decisión que tomamos, cuando nos sujetamos a su palabra.
Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios…” (Deuteronomio 28:1-2)

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