Ministerio Internacional Casa de Santidad

Hola, ¿cómo has estado?, ciertamente hace mucho tiempo que no me pongo en contacto, prácticamente 10 meses… mucho tiempo en realidad, si consideramos que una vida humana se gesta en 9 meses, podría decirse que hace una vida que no escribo.

 

Negándome a mí misma

 

Autor: Vane D´Bru

Vergonzosamente reconozco que ha sido por “falta de compromiso”, dicho más claro “falta de responsabilidad”, te voy a explicar poco a poco por qué responsabilidad y la importante relación que tiene con la vida misma.

El escribir, no puedo decir que sea algo que me cause mucho trabajo, pues sólo transcribo el diálogo que tengo en mi cabeza (aunque a veces es difícil ordenar las ideas), como si te viera de frente, y literalmente siento que tú, que me estas leyendo, puedes ver mi rostro y es precisamente por esto que no escribía, no puedo escribir acerca de la “Escritura”, que fue inspirada por aquél que es “Santo” y yo no serlo, entiéndase esto partiendo del “negarse a sí mismo”.

Hay un pasaje muy importante que relaciono con lo dicho anteriormente, el texto es Mateo 16:21-27, en el, el Mesías explica cuál era su tarea al venir a este mundo, y Pedro le dijo: “ten compasión de ti, en ninguna manera esto te acontezca”; pues bien, en mi caso no necesite de nadie que me dijera nada como eso, simplemente yo, me negué a sentirme sola, sin control de mis prioridades. Este texto habla de dejar aún lado a “Vane”, y no importa qué edad tengas, ni a que te dediques, mientras no entiendas de quién proviene todo, te sucederá como a mí, el vivir conforme a la Palabra de Dios te llevará a “estar sólo y sentirte fuera de lugar”, pero déjame decirte algo, pretender ganar la aceptación de las personas te lleva exactamente al mismo punto.

Mientras estemos en este mundo estamos constantemente expuestos a decidir una y otra vez, sobre qué camino quieres andar, a evaluar si todos tus planes son realmente “tan importantes”, porque lo que hagas aquí y ahora con tu vida repercutirá en la vida que quieres tener en la eternidad.

Vivir una “religión” no te da la vida eterna, no importa si en la congregación a la que vas está llena de gente ó si la enseñanza es buena, mientras tú decidas seguir caminando cómo hasta ahora lo has hecho, nada va a cambiar; aún si tienes “buenas intenciones, buen razonamiento y discernimiento”, eso no sirve de nada, “tus actos” son los que reflejan la condición de tu alma. Yeshua respondió: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16:23).

El poner los ojos en las cosas de los hombres “es tropiezo”, así es, mientras el “reconocimiento” que te hagas aquí (con los amigos, en el trabajo ó en la escuela) te sea más importante que el que te dio el Todopoderoso, que su amor, y todo lo que tuvo que acontecer para que fueses llamado “hijo”, ocupe la mayor parte de tu tiempo y sea tu razón de ser, tristemente, estaremos muy lejos de Él.

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). Este es el punto al que quería llegar, la palabra “cruz” que frecuentemente encontramos en la Biblia, proviene del griego antiguo “staurós” que significa estaca, recordemos que la mentalidad de Jesús y sus discípulos era “hebrea y no griega”, así pues, se refiere a la vara o cayado del pastor, quién tiene la “responsabilidad” de guiar, disciplinar, defender, etc. Viéndolo de esta manera el concepto se vuelve totalmente diferente, ¿no crees?

Pero esto que te estoy plasmando es algo con lo que he estado batallando en mi ser, ¡desde enero!, me gustaría pensar que no soy la única cabeza dura y terca aquí, aunque lo mejor sería que sí lo fuera. En fin, quería decirte que ya estoy de vuelta y la razón por la que me ausente por tanto tiempo, no queriendo negarme a mí misma, realmente lo hacía; nos estaremos leyendo la próxima semana, pero recuerda que:

“… ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:26-27).

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