Ministerio Internacional Casa de Santidad

 

Lo Que Creemos

 

 

 

Creemos en la inspiración divina y absoluta de la Biblia, tanto del Antiguo, como de Nuevo Testamento (2 Timoteo 3:16; Hebreos 4:12; I Pedro 1:23-25;2 Pedro 1:19-21).  Creemos en Yejová Dios único manifestado en tres personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mateo 3:16, 17; 28:29; Juan 17).

 

Creemos que el hombre en su estado natural, es un pecador, perdido, sin esperanza en el mundo y sin Yejová Dios (Romanos 3:19-23; Gal 3:22, Efesios 2:1,12).

 

Creemos que Jesús es Dios, nacido en carne, y que Él es a la vez totalmente divino y totalmente humano, el Hijo de Dios (Lucas 1:26-38; Juan 14:1-3; Hechos 2:36, 3:14, 15; Filipenses 2:5-12).

 

Creemos que la única manera de salvarse es a través de la fe por la sangre derramada por Jesús, el cual murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación (Hechos 4:12; Romanos 4:1-9, 25; 5:1-11; Efesios 1:3-15).

 

Creemos que cada creyente es llamado a ser discípulo de Jesús y que el discipulado consiste en creer, cambiar, madurar y dar fruto (Mateo 28:19-20).

 

Creemos que el mismo Jesús, que caminó sobre la tierra con su cuerpo de carne ha sido levantado de entre los muertos, ascendió al Padre y actualmente está sirviendo como cabeza de la congregación en la tierra, llevándola a la pureza y madurez e intercediendo por los santos (Lucas 24:39-43; Juan 20:24-29; 14:1-6; Romanos 8:34; Efesios 4:11-13; Colosenses 1:18;Filipenses 1:6; Apocalipsis 19:7-8).

 

Creemos en un arrebatamiento de los que están en Jesús el Mesías (1 Tesalonicenses 4:13-17).

 

Creemos en el regreso visible, corporal, premilenial de Jesús el Mesías a esta tierra para reunir a Su congregación (novia), para juzgar al mundo (Hechos 1:10, 11; I Tesalonicenses 4:13-18; 2 Tesalonicenses 1:7-10; Santiago 5:8; Apocalipsis 1:7) y creemos en la resurrección de los muertos; justos e injustos.

 

Creemos que junto con el regreso de Jesús, el remanente del pueblo de Israel regresará a Yejová y será salvo (Mateo 23:39; Romanos 11:15).  Los Gentiles creyentes no son el Israel espiritual; ellos gozarán de las promesas hechas  a Abraham junto con el Israel natural, no tomando su lugar. Los creyentes judíos y gentiles están unidos como un solo pueblo de Yejová a través de la redención que es en Jesús el Mesías, el Hijo de Dios. (Efesios 2:11-15; Juan 10:16). Con esto en mente, debemos amar a Israel, ya que somos un solo pueblo.

 

Creemos que los términos de la salvación son el arrepentimiento hacia Yejová, una fe sincera y personal en el Señor Jesús el Mesías, que da lugar al nuevo nacimiento de la persona.
Esta salvación es enteramente por la gracia del Padre y no por las obras. Las obras están excluidas para la salvación, pero son un fruto de la misma (Hechos 3:19, 20; Romanos 4:1-5; 5:1; 10:9-10; Efesios 2:8-10).

 

Creemos que la congregación de Jesús el Mesías, es un cuerpo de creyentes que tiene a Jesús como su cabeza; esta congregación se reúne para la adoración, para llevar acabo el ministerio de hacer discípulos y bautizarlos bajo la guía del Espíritu Santo (Mateo 16:18, 28:19, 20; Hechos 2:20-28; Efesios 4:15; 5:22-32; 1 Timoteo 3:15).

 

Creemos que las dos ordenanzas a la congregación que han sido ordenadas por Jesús el Mesías, las cuales son el bautismo por inmersión en el agua en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28: 19-20; Hechos 8:38; Romanos 6:1-4;1 Pedro 3:21); y la Pascua (la Cena del Señor), el memorial de la muerte, la resurrección y la segunda venida de nuestro Señor Jesús el Mesías (Lucas 22:13-20: 1 Corintios 11:23-26).

Creemos que los creyentes deben vivir como lo hicieron los  primeros discípulos, una vida separada del mundo para Jesús el Mesías estableciendo las normas de conducta que exaltan a nuestro Señor y edifican a su congregación. Una vida de santidad y obediencia a Dios no es opcional, es ordenada por Jesús y por los apóstoles como un requisito para los que van a entrar en el reino de Yejová (Mateo 7:21; 16:27; Romanos 12: 1-3; 2 Corintios 6:17; Gálatas 6:14; Efesios 5:11; Colosenses 3:17; Apocalipsis 20:12). La santidad no es un requisito previo para la salvación sino es la evidencia de la salvación, y como tal, siempre está presente entre aquellos que han nacido de nuevo (Hebreos 12:14; 1 Timoteo 3:7).

 

Creemos que las Escrituras claramente anuncian las doctrinas de castigo eterno para los perdidos y la vida eterna para los salvos (Mateo 25:34, 41, 46; Lucas 19:19-31; Juan 14:1-3; Apocalipsis 20: 11-15).

 

Creemos que el Espíritu Santo es la tercera manifestación de Yejová, cuyo propósito es la redención del hombre para convencerlos de sus pecados, para regenerar, habitar, y guiar al creyente a toda  verdad, y dar dones a los creyentes como él quiere para que sirvan a la gente como Jesús el Mesías lo haría.

 

Creemos que cualquier congregación local que se somete al Espíritu Santo debe experimentar  las manifestaciones de todos los dones espirituales mencionados en 1 Corintios 12:8-10. (Salmos 68:18; Lucas 11:13; Juan 7: 37-39, 14:16, 17, 16 : 7-14; Hechos 2: 39-48).

 

Creemos en el Bautismo del Espíritu Santo con la evidencia física inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu da, es para todos los creyentes según lo prometido a través de Juan el Bautista (Mateo 3:11), Jesús (Hechos 1: 4, 5, 8) Pedro (Hechos 2: 38-41) y como demostraron los primeros discípulos del Señor Jesus el Mesias (Hechos 2: 1-4; 10: 44-46; 19:6).

 

Creemos que la sanidad divina se provee en la expiación (Isaías 53:5; Santiago 5:14-16; Marcos 16:18; I Corintios 12:9; Marcos 11:23).
También reconocemos que Dios puede usar la ciencia médica para la curación del cuerpo.

 

Creemos que el fundamento de la congregación es la Tora, los profetas y los apóstoles, siendo Jesús el Mesías la piedra angular. (Efesios 2:20-22; 4:11).

 

Creemos que la congregación local debe regirse por los cinco ministerios basado en Efesios 4:11 y que todos los líderes en el cuerpo de Jesús el Mesías son para servir al cuerpo, no para ser servidos, y para facilitar la voluntad de Dios, no a su propia voluntad, realizándose entre los santos bajo su cuidado.