Todo tiene su tiempo
Autor: Vane D´ Bru
Anteriormente hablamos un poco de la influencia que tienen los azucares y las grasas en nuestro organismo y estado de ánimo, esta semana vamos a hablar un poco sobre un factor bastante importante, así mismo muy ignorado, “el descanso”.
Recordemos un factor de vital importancia en ambos temas, la “disciplina”, sí, como lo leíste, la “disciplina”. Es por default el ingrediente que prevalece en todos nuestros días; recordarán que mencionábamos que requeríamos de ella para poder llevar una sana alimentación, pues también la necesitamos para tener buenos hábitos a la hora de dormir.
El no tener buenos hábitos repercute en nuestro estado físico y emocional, porque al no descansar, nos encontraremos carentes de energía para realizar todas nuestras actividades de forma eficiente, debido a que al no tener un óptimo descanso, tendremos falta de energía, dolores físicos y un estado emocional propenso a la depresión y ansiedad; nadie quiere estar cerca de una persona así.
Si bien, nuestro ritmo de vida “actual” nos lleva a realizar largas jornadas de trabajo, para cubrir las cuentas que incluyen “gastitos extras” de cosas que no nos hacen falta, pero que sentimos imprescindibles (cafecito y pastelito con las amigas, compañeras de trabajo y/o compañeras de la escuela, sin olvidar las “ofertas” que están vigentes por estas fechas y que “debemos aprovechar”, etc.); o que tal las horas interminables para desestresarnos que nos sumergen en las redes sociales; finalmente después de un arduo día de trabajo debemos compensarnos de una u otra forma, si no, ¿para qué trabajamos?. Y es así como caemos en un circulo vicioso del que nos es difícil salir, sin la determinación y motivos correctos.
Todo lo anteriormente mencionado nos roba el sueño, aclarando que cantidad no es lo mismo que calidad, y que las horas de sueño requeridas para descansar, son también según cada individuo (los expertos recomiendan entre 7 y 8 horas diarias).
La biblia dice: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora…” (Eclesiastés 3: 1-15).
Concretando todo lo anterior, debemos entender que, el aprovechar nuestro tiempo sabiamente nos permitirá dormir lo necesario, comer bien y realizar todas nuestras labores diarias (considerando que no somos máquinas perfectas), para así poder “descansar”; establece un horario, no lleves trabajo a casa, respeta tu espacio y no estés pendiente del celular antes de dormir.
No olvides que cada día tiene su propio afán, busca en la palabra de Dios todo aquello que no tiene respuesta, en las Escrituras lo encontraras, no te olvides de alimentar tu Espíritu para poder tener una vida equilibrada, y para ello se requiere de “disciplina”.
Hasta la próxima semana, y recuerda:
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7)
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