Me fascina la forma como Dios trata con la rebeldía humana. Cuando el corazón de uno se desvía del camino de la vida, el Señor se acerca y empieza a hacer preguntas.
Ministrando con las preguntas
Por: pastora Valya Nevmerzhytska
Él no hace preguntas por que necesita información o hay algo que no conoce. Las preguntas que YHWH hace al hombre son oportunidades de arrepentimiento y de salvación.
Cuando el hombre violó el mandamiento registrado en Génesis 2:16 de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, Dios le hace 4 preguntas, dándole la oportunidad de asumir la responsabilidad por sus hechos, y de arrepentirse:
Génesis 3:7: ¿Dónde estás tú?
Génesis 3:11: ¿Quién te enseñó?
Génesis 3:11: ¿Has comido del árbol de qué yo te mandé no comieses?
Génesis 3:13: ¿Qué es lo que has hecho?
Cuando el Señor vio que Caín permitió al pecado entrar en su vida, le empezó también a hacer las preguntas:
Génesis 4:6 ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?
Génesis 4:7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?
Génesis 4:9 ¿Dónde está Abel tu hermano?
Y otra vez, hasta se escucha el dolor de Dios, cuando hace la misma pregunta que en su tiempo hizo a su padre de Caín:
Génesis 4:10 ¿Qué has hecho?
Por eso en la consejería o en las platicas pastorales, aplico ese método ya que es el mismo que usó Dios. Cuando viene una persona, una pareja o un matrimonio para pedir consejo, el Espíritu Santo de repente me impulsa a hacer preguntas . Muchas veces me tocó a preguntar “¿Vives en santidad sexual? ¿No practican la fornicación? ¿No estan involucrados en pornografía? etc”. Les voy a decir la verdad, NO ME INTERESA LA VIDA PRIVADA de las personas, si fuera mi voluntad cerraría mis ojos y mi oído a los demás y me concentraría en mis gustos y placeres. No lo pregunto por curiosidad, pero siento que es la misma forma del Padre para llamar la atención de alguien, para asumir su responsabilidad y regresar al camino de santidad. Y aunque muchas personas mienten rechazando la misericordia de Dios para regresar a El, a través del arrepentimiento, escucho la misma pregunta llena del dolor del Padre: “¿Que haz hecho?”.
Por eso, mientras viva, seguiré en éste hermoso ministerio de reconciliación. “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Cor. 5:18-20).
No hay comentarios por el momento, ¿quieres agregar uno?
ESCRIBE TU COMENTARIO