Muchas mujeres Cristianas se están esforzando mucho para tener el ‘sexy’ look aunque muchas veces inconscientemente.
¿Mamá Sexy?
Por: Pastora Valya Nevmerzhytska
Muchas mujeres Cristianas se están esforzando mucho para tener el ‘sexy’ look aunque muchas veces inconscientemente. Les gusta cachar las miradas de admiración y de deseo sexual de los hombres. Mas y mas seguido se ven las hijas de Dios subiendo sus fotos a las redes sociales donde posan enfatizando las curvas y las formas de su cuerpo, o haciendo labios de trompeta. Luego sus amigas les ponen comentarios como ‘Mamá sexy’. Se están ajustando a los moldes del mundo, perdiendo el sentido de la santidad y de respeto a su propio cuerpo. Su cuerpo y sus expresiones faciales se usan para atraer la atención y excitación. La mujer pierde su identidad ya que no sabe quien es y por que existe.
No obstante, si profesas pertenecer al Señor, no puedes ignorar esa parte de la vida ya que nuestro Padre celestial tiene una posición muy clara y los estándares de santidad. Bien lo dice el apóstol Pablo, “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo” (1 Cor. 6:15).
El mundo nos quiere convertir en esclavas de nuestro cuerpo, denigrando a las mujeres convirtiéndolas en objetos sexuales. Dios tiene un diseño muy claro de la feminidad genuina. La Palabra de Dios promueve la libertad, dignidad y honra femenina. Según las Escrituras, la belleza verdadera de una mujer es extra cultural y extra temporal. La genuina hermosura femenina no se trata del adorno externo, “peinados ostentosos, adornos de oro o vestidos selectos”; por el contrario, la belleza real se manifiesta en “el interno, el del corazón… el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 Pedro 3:3-4). “Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir.” (Proverbios 31.25).
Eso de ninguna manera significa que la mujer debe descuidar su apariencia, al contrario, una mujer de Dios tiene que ser muy cuidadosa y selectiva en su modo de vestir. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Cor. 6:19-20). El mandamiento de Dios dice que debemos de glorificar a Dios tanto en nuestro cuerpo como en nuestro espíritu, ya que los dos son de Dios y esta mas que claro que modestia interior y modestia exterior están relacionadas. Esta no es una opinión subjetiva, es la voluntad de Dios no negociables para nosotras como mujeres de Dios.
“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos” (1 Timoteo 2:9).
1) Decoro: “decente, limpia, apropiada y de buena apariencia que demuestra respeto”.
2) Pudor: “vestimenta con vergüenza, ropa reservada que cubre y no expone el cuerpo”.
3) Modestia: “vestimenta con moderación, con sencillez; no con lujos buscando vanagloria, provocar envidia en otros o gloria propia con ropas costosas”. “No con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos” ya que tu inversión habla de tu prioridad y muestra donde esta tu corazón.
“Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo Es la mujer hermosa y apartada de razón”. (Proverbios 11:22)
Los dos siguientes principios Bíblicos nos van a ayudar a resolver el problema de la modestia al vestirnos:
1) No debes de llamar atención con tu vestidura o adorno.
Este principio se trata de nuestros motivos internos de orgullo y vanidad que esta en nuestros corazones. “Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sión se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sión, y Jehová descubrirá sus vergüenzas” (Isaías 3:16-17).
2) No debes hacer pecar a otros por tu manera de vestir.
Imagínate a un varón que viene a la iglesia a buscar a Dios. Inclina su rostro en oración y en frente esta una mujer con ropa transparente y apretada. En lugar de promover la santidad la mujer sirve de piedra de tropiezo.
Cuando una mujer usa ropa apretada, transparent y corta, en lugar de traer la bendición al cuerpo de Cristo, trae tentación. Hay que pensar que cuando te inclinas a adorar a Dios, si no estas robando la mirada de los demas que vinieron a buscar la salvación de sus almas.
“Dado que tanto el cuerpo y el alma son templos del Espíritu Santo, él nos ordena conservarlos puros y santos: por tanto, prohíbe todos los actos impuros, gestos, palabras, pensamientos, deseos y todo lo que puede atraer a los mismos hombres” (El Catecismo de Heidelberg, P&R. 109).
¿Y que tal de ser sexy? Para eso existe tu recamara matrimonial, ya que tu sexualidad debe de ser santa, apartada por completo solamente para el varón al cual llamas “mi esposo”.
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.“ (Prov. 31:10)
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