En la Biblia, específicamente la versión Reina Valera 1960, la palabra “bueno” aparece en 153 ocasiones (es importante recordar que el español no es el idioma original), en distintas situaciones.

Todo es bueno…

Hoy me gustaría que platiquemos acerca de “lo bueno”; obviamente todos calificamos las cosas como buenas o malas según nuestro propio criterio, aquí es importante recalcar, que no porque a tu parecer algo o alguien sea “bueno” en realidad lo es, ¿por qué? Porque obviamente vamos a caer en cierta tendencia según convenga a nuestros intereses, a decir verdad, “todos” lo hacemos, porque es parte de la naturaleza caída del hombre.

En la Biblia, específicamente la versión Reina Valera 1960, la palabra “bueno” aparece en 153 ocasiones (es importante recordar que el español no es el idioma original), en distintas situaciones.

Si analizamos el momento de la creación que describe el Génesis, veremos que todo lo que Dios creó es bueno y con un propósito; el juicio del humano no es el mejor y cada decisión siempre tendrá consecuencias, ahí mismo en el libro de Génesis leemos así: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Génesis 3:6).

Irónicamente, tendemos a creer como mejor las cosas, acciones y actitudes que Dios no nos indica, además del ejemplo de Eva que acabamos de leer, lo podemos ver con el Pueblo de Israel, recordemos que Jehová le había prometido una “tierra que fluye leche y miel”, en la Escritura encontramos una recomendación constante que tenían que hacer (y aún hoy debemos cumplir) como la que describe Deuteronomio 6:18. “ Y haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien, y entres y poseas la buena tierra que Jehová juró a tus padres”.

¿Quieres saber si haces lo bueno? Es muy fácil, observa tus actos y lo que dices, ve hacia donde te conduces, mejor aun, ora al Señor como el salmista exclamó: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmos 139: 23-24).

Lo bueno y lo que conduce a la vida eterna es hacer la voluntad del Padre, es vivir en obediencia a la instrucción dada por el autor de los cielos y de la tierra. Por difícil que parezca, el conocer la Palabra de Dios y cumplirla es lo mejor que podemos hacer; la ignorancia y la soberbia son vendas que cubren nuestros ojos y limitan nuestro entendimiento, esa venda tú la pones o la quitas, nadie más, por extraño que parezca lo que te suena “restrictivo” no es más que los límites que apartan el peligro de tú vida, recuerda que Jesús dijo: “ Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30).

Tú decides si caminar en esta vida y enfrentarla tomado de la mano de Dios o caminando solo.