“Te voy castigar con el látigo de mi desprecio”, ¿has pensado en algún momento esto?, o ¿has concluido una discusión diciendo: “ve y dile eso a alguien que le interese, porque a mi no me interesa”?, se que somos muchos los que hemos dicho y pensado cosas similares, así que supongo que ya sabes cual es el tema de hoy.
“El látigo de mi desprecio”
Autor: Vane D´Bru
El “desprecio” te hace actuar como si fueras mejor que el otro, y de acuerdo con diversos estudios, este es el mejor predictor para las rupturas; y por si fuera poco, el que tu le hables a una persona como si este fuera inferior a ti, repercutirá en su salud con enfermedades infecciosas en los 4 años posteriores.
Esta actitud muestra una total falta de respeto hacia el prójimo, hiere la dignidad del individuo. La escritura dice: “Abominación es a Jehová todo altivo de corazón; ciertamente no quedará impune” (Proverbios 16:15). De hecho la altives forma parte de las cosas que son “abominación” para Dios (las puedes encontrar en Proverbios 6:16-19).
¿Por qué pretender ser más que el otro?, en realidad esta actitud es nefasta, el Profeta Samuel escribió: “No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a él toca el pesar las acciones”. Esto no es una exageración, es costumbre nuestra quitarle peso a las acciones negativas que realizamos y justificarnos, pero la palabra de Dios es clara, seas hombre o mujer, ¿de verdad crees que a Dios le gusta que trates de forma despectiva a tu prójimo?; maridos, recuerden que el no tratar a sus mujeres como “vasos más frágiles” trae estorbo a sus oraciones.
Nuestro Dios es justo, el autor de Hebreos enfatizó: “!Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31)
Y no creas que me he salido del tema, una cosa esta de la mano de la otra, en resumen, el “desprecio” de acuerdo con la psicología y otras ciencias sociales, “es una sensación de falta de respeto y aversión, que supone la humillación del otro; siendo este similar al odio, pero que implica un sentimiento de superioridad”.
“Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación”. Estas fueron las palabras del profeta Samuel al Rey Saúl cuando desechó la palabra de Jehová, y como sabemos, Saúl fue desechado por Jehová (1 Samuel 15:23).
“Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Santiago 4:16-17).
No te quedes pensando: “soy muy malo, ni Dios no me va a perdonar”, o peor aún justificando tus acciones, cambia de dirección, y has todo lo que este en ti para poder sanar las relaciones que has lastimado por tu actitud.
No hay comentarios por el momento, ¿quieres agregar uno?
ESCRIBE TU COMENTARIO