Ministerio Internacional Casa de Santidad

Ver a los cristianos modernos como viven sin temor a Dios, obliga a preguntarnos ¿como reconcilian su supuesta fe con su estilo de vida de incredulidad? Como se justifican, llamándose hijos de Dios, y ¿estan practicando las obras del diablo?. ¿Como levantan sus ojos al cielo cantando alabanzas con lagrimas en los ojos y luego cuentan chistes de doble sentido y dicen groserías? Con las palabras dicen a los demás ‘venid a Cristo’ y con sus obras declaran ‘aléjense de Dios’. ¿Como es posible? cuando la Palabra de Dios categóricamente declara que no puede “de la misma boca proceder bendición y maldición”, así como no “¡puede una higuera producir aceitunas, o una vid higos! Tampoco la fuente de agua salada puede producir agua dulce.” (Santiago 3:9-12 LBLA) Entonces ¿de donde viene toda esta incongruencia entre el estilo de vida de dichos creyentes y la Palabra de Dios?

 

¿A que Cristo sirves?

 

Al mismo tiempo, el análisis de las enseñanzas de la mayoría de los predicadores modernos explica mucho el problema que existe. El Cristo que se predica perdona a todos sin ninguna condición, no condena a nadie, a todos justifica, es muy tolerante, políticamente correcto, es inclusivo y todos tienen derecho a identificarse con Su nombre. Predican a una persona mensa, en lugar de mansa. Ese personaje esta muy lejos de verdadero Mesías de Israel, Yeshua de Nazaret, Salvador del Mundo, el Hijo de Dios. Es otro Jesús, el cual no tiene nada que ver con el Dios Santo, al cual nadie verá sin santidad (Hebr. 12:14).

El Nuevo Testamento no da ninguna razón para pensar que el verdadero Cristo es tolerante al pecado. Lo hace muy claro nuestro Señor cuando hace la siguiente declaración: “21 No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros[a]?” 23 Y entonces les declararé: “Jamás os conocí; apartaos de mi, los que practicais la iniquidad.” (Mateo 7:21-23 LBLA)

El Apóstol Pablo lo advierte así:
“9 ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9-10 LBLA)

El cristianismo acepta a este otro Cristo y tolera a los predicadores que lo anuncian, por que no les es incomodo y les permite seguir con la vida que les gusta, sin tener que ser transformados por el poder de Dios. Escucha como lo dice apóstol Pablo:

Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo. 4Porque si alguien viene y predica a otro Jesús, a quien no hemos predicado, o recibís un espíritu diferente, que no habéis recibido, o aceptáis un evangelio distinto, que no habéis aceptado, bien lo toleráis”. 2 Cor. 11:3-4

Aun que los predicadores de este otro Cristo, se ponen trajes de amor de Dios, en realidad predican los mensajes completamente opuestos al amor de Yejováh por que están llevando a muchos a la perdición. Son movidos por el deseo de agradar a este mundo, son populares, se quedan callados para no entrar en conflicto con las ideologías que gobiernan.

¿Que vas hacer tu? La Palabra te exhorta: “1Por tanto, desechando toda malicia y todo engaño, e hipocresías, envidias y toda difamación, 2desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación, 3si es que habéis probado la benignidad del Señor.” (1 Pedro 2:1-3)

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