“Alegría”, sin duda es uno de los estados de ánimo más populares y comúnmente mencionados, uno de los momentos favoritos, pero también uno de los más cortos. Claro, así como lo escuchas, es uno de los momentos más fugaces en nuestros días, simplemente porque basta con que algo que no te agrada, o que es inesperado y que no deseas, suceda.
“La alegría de vivir”
por: Vane D´Bru
“Alegría”, sin duda es uno de los estados de ánimo más populares y comúnmente mencionados, uno de los momentos favoritos, pero también uno de los más cortos. Claro, así como lo escuchas, es uno de los momentos más fugaces en nuestros días, simplemente porque basta con que algo que no te agrada, o que es inesperado y que no deseas, suceda.
Este estado de aparente “plenitud” no es algo espontaneo, obedece a un mecanismo de estímulo-respuesta, de hecho es una respuesta bioquímica, el realizar ciertas actividades que te traen satisfacción (llámese comida, ejercicio, relaciones sexuales, tocar un instrumento, escuchar música, etc, el punto es que sea algo que disfrutas). Actualmente hay psicólogos y estudiosos de la conducta humana que aseguran que también es una cuestión de actitud y que con ciertas patrones (acariciar, abrazar, y hasta sonreír) podemos ayudar a propiciar este estado.
La palabra “alegría” como tal la encontramos 93 veces en la Biblia en con dos diferentes palabras de origen, una es en el Nuevo Testamento del griego agaliasio (ἀγαλλιάω) que bíblicamente es utilizado para expresar júbilo, alegría, y alegría extrema. En el Antiguo Testamento proviene de la palabra simchah (שָׂמֵחַ) cuyo significado y uso bíblico es alegría, placer, y gozo (de Dios).
Pero, ¿por qué quise colocar los significados y usos? Por dos cosas, 1° ambas son usadas en el mismo sentido, y 2° como suele suceder, cuando consideras la raíz del hebreo te da un panorama más profundo, aquí encontramos una relación con Yejovah.
El significado en griego es plano, y nos permite asociarlo a lo que tenemos y obtenemos de este “plano” terrenal, todo aquello que podemos disfrutar o estimular a través de nuestros sentidos, nos permite tener esa perspectiva de la “alegría fugaz” que obtenemos de una forma en la que provocamos nuestros estímulos, y que es pasajera como todo en esta tierra.
La Escritura nos dice que: “y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Menciono 1Juan 2:7 porque es muy fácil colocar nuestra mirada en lo que satisface nuestro deseo de “éxito”, pero nuestro paso por este mundo es tan corto y tan simple que no vale la pena dar el todo por nada.
Nuestra alegría debe de venir del que nos creó, porque solo Él es eterno, así de simple. “La alegría de vivir”, la verdadera “alegría de vivir” está en vivir una vida que de fruto, y mucho fruto, cumpliendo el propósito por el cuál fuimos creados, algo que perdure en la eternidad, y tengo que decirlo así: “No naciste para ser feliz según lo que creas conveniente para con el círculo de personas con las que pasas la mayor parte del tiempo”, y la vida no consiste solamente en que vas a comer, vestir, vivir, bla, bla, bla, porque al final de cuentas eso solo trae codicia, ansiedad y frustración; y eso ya no es una vida que traiga alegría. (“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Romanos 14:17”).
Empieza por hacer dos listas, una de todo cuánto tienes y otra con todo lo que no tienes, considera de primera mano todo lo que no puedes comprar o hacer, ahora agradece a Yejovah porque todo proviene de Él, y grande es su misericordia para con nosotros.
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