Seguramente has visto anuncios espectaculares en algunas congregaciones que dicen: “Un tal profeta vendrá a nuestra comunidad”, “El profeta fulanito estará ministrando”, ó “recibe tu milagro a través de tal profeta”, hoy en día es muy común escuchar sobre profetas, pero… ¿realmente sabes qué es un profeta? Para hablar de profetas es muy importante saber qué significa y qué función tiene dentro del plan de Dios.
FALSOS PROFETAS
por Bruno de Vane
Profeta proviene de la raíz hebrea “Nábí” y significa portavoz, llamado, alguien que tiene la disposición para hablar de Dios; era una persona que primero tenia un mensaje de Dios y luego lo trasmitía al pueblo o congregación. Este término se utiliza mucho en el Antiguo Testamento y su designación provenía directamente del llamado de Dios; muchos hombres escogidos en diversos momentos de la historia hablaron al pueblo en nombre de Dios, exhortando siempre a la justicia y obediencia para alcanzar así el futuro glorioso que nuestro Padre tiene destinado para su pueblo.
A pesar de que el título de profeta estuvo ausente por 19 siglos, en los últimos 60 años hay quienes se han autonombrado profetas, declarando supuestas nuevas revelaciones de parte de Dios, como si las palabras de la Biblia estuvieran muertas o pasadas de moda, profesan doctrinas que son contrarias a las Escrituras. Debemos saber que desde la antigüedad existían FALSOS PROFETAS, de los cuales la Palabra nos muestra cómo reconocerlos y nos advierte de ellos.
En Deuteronomio 13:1-5 encontramos un ejemplo de falso profeta, su principal objetivo es apartarnos del camino de Dios. En Jeremías 14:14 leemos las cualidades de un FALSO PROFETA, predican visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño. Hoy en día mucha gente se han dejado llevar por los milagros, prodigios y señales que los falsos profetas están haciendo, la mayoría de estos supuestos profetas predican prosperidad económica, bonanza, bienestar, sanidad, bendiciones, en pocas palabras, lo que la gente quiere escuchar; en contraste con los profetas bíblicos, encontramos que hablaban sobre juicio, hacían ver a los sacerdotes y al pueblo sus errores y rebeliones; los exhortaban a volver al camino de Jehová, y pocas veces hablaban sobre predicciones futuras, las cuales eran conforme a la voluntad de Dios. En Ezequiel 13:8-9 Jehová hace serias advertencias contra los falsos profetas.
El peligro de autonombrarse profeta es que se creen con un privilegio único que la gente común no tiene, piensan que son más especiales y que Dios solo se comunica con ellos, se auto exaltan y se vuelven intocables, piensan que la profecía es adivinación o predicción; cuando lo principal es vivir bajo la obediencia a Dios. Recordemos que todos tenemos un mismo acceso a través de Jesucristo, nuestro único mediador.
Otro ejemplo para reconocer a un falso profeta lo encontramos en 1ª de Juan 4:5-6, que dice: “Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error”. En otras palabras, un falso profeta se la pasa hablando del mundo, es decir, sobre cosas terrenales, “tener el mejor auto, la mejor casa, las mejores ropas, lujos, invertir, obtener ganancias monetarias, consienten ciertas celebraciones paganas, etc.”, todo lo que el mundo nos ofrece.
La profecía no debe usarse para adivinar el pasado o el futuro, sino para proclamar el mensaje de arrepentimiento y salvación que Dios tiene para todo en que cree en Él. Pablo menciona a la profecía como un don en 1ra de Corintios 12:10, y más adelante nos explica cuál es su función en 1ra Corintios 14:3-5, “edificación, exhortación y consolación”. De forma general podemos decir que si alguien tiene el don de profecía debe proclamar la Palabra de Dios para edificar al pueblo, corregirlo, exhortarlo y consolarlo. 1ra de Corintios 14:31 nos dice, “Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados”.
Si tomamos en cuenta que un profeta es un “portavoz de Dios” lo único que tiene que proclamar son palabras de Dios, revelar lo que está escrito en la Biblia, no adivinaciones ni predicciones futuras como quieren promover en la actualidad. Dios generalmente anunciaba una restauración futura a su pueblo arrepentido, pero mayormente comunicaba la exhortación a vivir en obediencia conforme a los estándares que ya había establecido bajo su ley.
La palabra profética más segura la encontramos en la Biblia, es por eso que Pablo nos recomienda a través de 1ª de Timoteo 4:13, “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza”. Así pues lo invitamos a que lea y escudriñe las Escrituras, instrúyase, no se deje engañar por los falsos profetas.
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