Después de la publicación del articulo “Puesto que eres tibio.., te vomitaré de mi boca”, se nos pidió que compartiéramos unos consejos prácticos como salir de la condición de la tibieza.
¿Como salir del estado de tibieza?
Por Pastora Valya Nevmerzhytska
“Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” Apocalipsis 3:16
“Para el que es tibio, la vida espiritual es como una montaña escarpada y alta a la que hay que subir usando una escalera muy incómoda”. Lucas Prados
La tibieza podemos definir como una flojera espiritual. Ese estado se caracteriza por la indiferencia o negatividad frente a las cosas de Dios: falta de deseo de orar, de estudiar las Escrituras, de participar en la vida de la congregación, de compartir el Evangelio, de disponer su tiempo o sus finanzas etc. La persona tibia esta concentrada en las cosas de este mundo y no se interesa por las cosas de Dios. Muchas personas se dan cuenta que son tibios pero no quieren comprometerse y cambiar las cosas, ya que se siente cómodos en ese estado. La tibieza los relaja y poco a poco los duerme. Ellos siguen invocando el nombre de Cristo y llaman a Dios el Padre; sin embargo, no hacen Su voluntad atendiendo sus propios asuntos.
El Mesías desea tener compañerismo con sus discípulos. Pero un Dios Santo no permite ningún compromiso o contaminación con lo corrupto. Levítico 18:24 “No os contaminéis con ninguna de estas cosas; pues por ellas se han corrompido todas las naciones que yo echo de delante de vosotros”. Dr. Eli Lizorkin-Eyzenberg lo explica así: “Jesús, en su llamado al arrepentimiento, les ofrece el derecho personal a compartir la mesa del compañerismo con Él mismo. El compañerismo con el Dios de Israel debe mantenerse puro. No ha cambiado nada. El Santo permanece santo”.
En la misma carta a los Laodicenses el Mesías les dice en 3:19 que aun que eres tibio, yo sigo amándote. Te estoy reprendiendo y disciplinando para que “tu seas celoso y te arrepientas”. El Señor les muestra la salida de su estado de la tibieza:
“Te aconsejo que de mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver. ‘Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete”. Apocalipsis 3:18-19
Para los que se encuentran en el estado de tibieza, Cristo hace tres invitaciones, cada una de cuales se empieza con la palabra “compra”. Aceptación de esas invitaciones es manifestación del arrepentimiento.
Una compra necesita una inversión. Hasta ahora los laodicenses invertían en lo que los llevo a la tibieza y pobreza espiritual. Bien lo expresa el Señor en Isaías 55:2 “¿Por qué gastáis dinero en lo que no es pan, y vuestro salario en lo que no sacia?” Ahora, Señor los invita invertir su tiempo y su esfuerzo en las cosas que el Señor da gratis: “Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno” (Is. 55:1). Para recibir ‘vino’ que representa la vida en la sangre de Jesús y ‘leche’ que representa la vida a través de la Palabra de Dios, solo necesitas negarte a ti mismo, tomar tu cruz y seguir al Mesías.
1. “Compra oro refinado por el fuego para que te hagas rico”
Laodicea era un centro bancario y financiero de Asia Menor. El historiador romano Tácito describe la riqueza de la ciudad así: “Una de las ciudades más famosas de Asia, Laodicea, fue en ese mismo año derribada por un terremoto y sin ninguna ayuda de nosotros, se recuperó por si sola con sus propios recursos” (Tácito: Anuarios 14:27). Los laodicenses en sus ojos eran “ricos, se han enriquecido y de nada tenían necesidad“. Ellos se habían vendido al mundo y estaban tan seguros de ellos mismos que no se daban cuenta del verdadero estado de las cosas. “Se consideraban así mismos ricos, pero en los ojos de Dios eran pobres”.
Desde la misma Torá el Señor advirtió a Su pueblo: “No sea que digas en tu corazón: “Mi poder y la fuerza de mi mano me han producido esta riqueza.” Mas acuérdate del SEÑOR tu Dios, porque El es el que te da poder para hacer riquezas, a fin de confirmar su pacto, el cual juró a tus padres como en este día”. Deuteronomio 8:17-18
Entonces, ¿que significa: “Compra oro refinado por el fuego para que te hagas rico”?
“Por la fe Moisés, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, 25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado, 26 considerando como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa”. Hebreos 11:24-26
Nadie puede servir a los dos. Para guardar la pureza de la fe hay que ser enemigo del mundo, por que el amigo del mundo es el enemigo de Dios. Para ser enemigo del mundo significa sufrir en el mundo. Para evitar los sufrimientos muchos creyentes aceptan las normas del mundo, se identifican con el mundo y prosperan con el mundo. Entonces, el Señor nos esta invitando a dejar ser amigos del mundo y sufrir juntamente con el pueblo de Dios.
“para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo”… 1 Pedro 1:7
Por ejemplo, para poder levantar un negocio prospero según el mundo, muchos están mintiendo al gobierno, llevando doble contabilidad etc. Hasta empresas que se identifican como cristianas dan de alta a sus empleados con el salario mínimo y así evitan a pagar los impuestos completos.
La santidad en el mundo tiene precio – precio de ser rechazado, precio de perder dinero, amistades, prestigio etc. Muchos no quieren pagar este precio y se vuelven en laodicenses. El pueblo de Dios tiene que empezar actuar rectamente, lo que va a traer persecución del mundo. La persecución y sufrimiento nos mantienen apasionados en el amor de Cristo.
“El crisol es para la plata y el horno para el oro, pero el SEÑOR prueba los corazones”. Proverbios 17:3
“Y meteré en el fuego a la tercera parte y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré y diré: Pueblo mío; y é dirá: Jehová es mi Dios”. Zacarías 13:9
2. “Compra vestiduras blancas para que te vistas”
Laodicea era el centro de la industria del tejido en la antigüedad y de la exitosa crianza de las ovejas negras. La Floreciente industria del vestido, hacía creer a los laodicenses, que tenían los mejores vestidos.
Aunque ellos se consideraban así mismos, prósperos y ricos, a los ojos de Dios eran pobres y completamente desnudos.
“Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad”. Apocalipsis 22:14
La frase que tenemos traducida ‘Bienaventurados los que lavan sus vestiduras’ (en griego: Μακάριοι οἱ ποιοῦντες τὰς ἐντολὰς αὐτοῦ) literalmente se traduce “Bienaventurados son los que hacen (guardan) Sus mandamientos”.
Jesús esta llamando a los laodicenses de cambiar su guardarropa, ‘comprando de El las vestiduras blancas’. Ya que “todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas; todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran” (Isaías 64:6), necesitamos ser “bautizados (sumergidos) en Cristo, revestidos de Cristo” (Gálatas 3:27). Eso significa, hacer las obras que hizo Cristo, en otras palabras, ‘guardar los mandamientos’.
“En todo tiempo sean blancas tus ropas y que no falte ungüento sobre tu cabeza” (Eclesiastés 9:8). Guarda los mandamientos todo el tiempo y no va faltar ungüento sobre tu cabeza (el respaldo sobrenatural de Dios)
“Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos”. Apocalipsis 7:9
3. “Compra colirio para ungir tus ojos para que puedas ver”
Laodicea era famosa por un colirio fabricado localmente, el cual curaba enfermedades de los ojos. Los laodicenses pensaban que tenían acceso al mejor centro de salud del Imperio Romano pero Dios los vio completamente ciegos. “Una famosa escuela de medicina estaba en Laodicea. Los nombres de sus dos doctores más famosos aparecían en las monedas de Laodicea. Este establecimiento médico en particular, era famoso por producir un medicamento especial para los oídos y para la vista” (Eli Lizorkin-Eyzenberg).
Los ojos de muchos tienen vista 20/20, pero de las cosas espirituales son absolutamente ciegos, ya que tienen puestos sus ojos en las cosas del mundo, las que son tan peligrosas que los llevan a la perdición eterna. “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte” (Proverbios 14:12). Eva “VIÓ que el árbol era bueno para comer, y que era AGRADABLE A LOS OJOS, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió”. (Génesis 3:6). Sin duda, Eva tenía su vista 20/20, pero se dejó cegar por las palabras engañosas de la serpiente, por la belleza del árbol y de sus frutos. Ella fue engañada a través de SUS OÍDOS Y SUS OJOS, y terminó espiritualmente ciega. Esaú era diestro en la caza y Jacob era más hijo de la casa. Un día Esaú vino del campo, agotado y VIO que su hermano preparaba un potaje de lentejas y le dijo: “Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado.” Jacob respondió: “Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí que yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; él comió y bebió…” (Gen 25:27-34). Por la vista le entro la concupiscencia de la carne y se quedo espiritualmente ciego vendiendo su primogenitura.
El apóstol Juan bien lo resumió: “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos DE LOS OJOS, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el MUNDO pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” 1 Juan 2:16,17
Nos queda solo una cosa: “Puestos LOS OJOS en Jesús, el AUTOR y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” Hebreos 12:2.
“Poned la mira en las COSAS DE ARRIBA, no en las de la tierra”. Colosenses 3:2
Así que, si tu mi amigo, todavía estas ciego, unge tus ojos con el colirio de Dios, para que se te quiten las “vendas” y puedas ver la luz de Cristo.
“Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor. Pues estas virtudes, al estar en vosotros y al abundar, no os dejarán ociosos ni estériles en el verdadero conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Porque el que carece de estas virtudes ES CIEGO O CORTO DE VISTA, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados”. 2 Pedro 1:5-9
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma” Jeremías 6:16.
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