Hemos venido hablando de diferentes hábitos y sentimientos a los que damos cabida en nuestro corazón y que a consecuencia de ellos la forma en la que nos relacionamos con nuestros semejantes se ve afectada, recordemos que: “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7).
¿Frustrada yo?
Por: Vane D’Bru
Estas conductas generan sentimientos que vienen a ser eslabones que nos encadenan a la miseria, esa miseria espiritual con la que nos acostumbramos a vivir; así como cuando tienes un dolor de cabeza constante y no vas al médico para saber qué pasa, sólo tomas una pastillita o simplemente aceptas este estado y se vuelve parte de ti, el hecho de que aceptes vivir con el dolor no es sinónimo sanidad, el mal ahí permanece.
La envidia y la crítica exponen la frustración que tenemos, esta se produce por distintos factores, así también se puede dividir de la siguiente manera:
-Frustración por barrera, es aquella que surge cuando existe un obstáculo que te impide alcanzar tus objetivos.
-Frustración por incompatibilidad de dos objetivos positivo: es exactamente eso, el no poder alcanzar algo porque se contrapone a otro interés.
-Frustración por evitación-evitación: esta es consecuencia de huir de dos situaciones negativas.
-Frustración por conflicto de aproximación-aproximación: esta es consecuencia de la indecisión, por lo que los resultados que obtendrá serán de igual forma positivos y negativos.
A consecuencia de esto vamos a desarrollar mecanismos de defensa, que nos aíslan de las personas, está ansiedad, proyección (cuando la persona descarga la culpa de sus errores, atribuyéndole a otros sus impulsos y deseos inaceptables), evasión (es una persona que deja las cosas a la mitad), tendemos a la ira y a agredir de forma física o verbalmente a los demás, viviendo con depresión, y angustia.
Tal vez no has logrado todo aquello cuanto te has propuesto, pero observa que es lo que depende de ti para lograrlo, “y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28), aprende de cada situación y verás que no has perdido el tiempo, valora tus experiencias y tráelas a la luz de la palabra para poder canalizar tu atención a lo que aprovecha al espíritu.
“Seguid el amor, y procurad los dones espirituales…” (1 Corintios 14:1) recordando que: “el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gálatas 6:17).
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