Los laodicenses en sus ojos eran “ricos, se han enriquecido y de nada tenían necesidad“, pero en los ojos de Dios eran pobres y desnudos. En este episodio del Tesoro de la Mañana analizaremos el problema de los laodicenses.
El Tesoro de la Mañana 14: No seas Tibio, parte II
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