Como ya lo hemos mencionado, muchos creyentes han dado un encarecido valor al autoestima, justificándolo principalmente en tres pasajes bíblicos.
Autoestima
Por: Vane D’Bru
Mateo 22:35-40 dice: “Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. El versículo 39 es el verso más citado por los defensores de la autoestima. El Dr. David Trobisch (reconocido teólogo), le llamó una “orden de amarse a usted mismo,” y dice: “El autoestima es así el prerrequisito y el criterio para nuestra conducta hacia nuestro prójimo”. “esto (el hallazgo de la psicología moderna de que el hombre debe procurar amarse a sí mismo) derrama luz nueva sobre el mandato que Jesús enfatizó colocándolo en el mismo orden de importancia que el amar a Dios”. ¿Nota usted algún mandamiento en el versículo 39?
De acuerdo con Adler y Maslow, “las necesidades de bajo nivel deben ser satisfechas antes que las necesidades de nivel alto. Es decir, las necesidades de nivel 4 (la autoestima) deben ser suplidas antes que las necesidades de nivel 5 (auto-realización), entrando en el sistema Adler/Maslow, usted no puede amar a su prójimo (una actividad de nivel 5) hasta que no prenda primero a amarse a usted mismo (una actividad de nivel 4). Por esto es que Trobisch sostiene que “que el amor propio es así el prerrequisito”.
En Romanos 6:1-13 y Colosenses 3:1-10 el creyente recibe instrucciones para que cada uno se “considere” a sí mismo muerto al pecado y vivo para Dios.
Los teóricos de la imagen propia se han dado prisa en atacar estos pasajes, aun en una lectura superficial de las citas anteriores podemos ver que Pablo no tuvo intención de enseñar una doctrina de autoestima. Todo esto surgió los psicólogos humanistas, quienes “alertaron” acerca de los dogmas que ellos ahora profesan de encontrar tan explícitamente lo que allí enseñan.
Ciertamente Colosenses 3 y Romanos 6 nos señalan que Dios nos ve a nosotros “en Cristo” (el Mesías, El Ungido), nuestra posición ante El como el Juez es perfecta; pues hemos sido completamente perdonados cuando creímos, y ahora Dios nos ve como personas completamente nuevas a través de Su Hijo. El propósito de Pablo no es “hacer que nos sintamos bien acerca de nosotros mismos” o “apapacharnos” o “subir nuestra autoestima”. El verdadero propósito es instarnos a que nosotros veamos que en nosotros mismos nos quedamos mucho más cortos de lo que estamos en Cristo.
“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2) Más que un halago es una exhortación.
Pablo también escribió lo siguiente en Colosenses 3:3,5, 8-10: “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios… Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.
Nuevamente afirmando que la vida antigua se reemplaza por la vida nueva en Cristo. No hay ni una ligera insinuación en estos pasajes acerca de mirarnos a nosotros mismos como personas de gran valor lo que él está haciendo es sostener en alto el ideal nuestra posición agraciada postura en Cristo.
Otro pasaje muy utilizado para reforzar toda esta “enseñanza del autoestima” es Santiago 3:9, sin desligarlo del Génesis.
“Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios”. (Santiago 3:9)
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó… El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. (Gen 1:27; 9:6)
Los pensadores de imagen propia se apresuran a señalar (poniendo toda su atención a las palabras “imagen” y “semejanza”) que en estos pasajes se dice que el hombre es hecho a la imagen de Dios antes y después de la caída del hombre. Lo que es seguro es que, en algún sentido, el hombre aun tiene la semejanza de Dios.
Más aún, nos deja observar penalidades y advertencias así como las reprensiones y las exhortaciones, pues el hombre es el portador de la imagen de Dios. Los que maldicen a otras personas o atentan contra sus vidas corren peligro simplemente por ese hecho.
Y así podríamos seguir con más autores, hermano yo te invito a no caer en el egoísmo, viviendo según tu voluntad egocéntrica, nuestro Mesías nos vino a enseñar que la vida misma se gana el perderse y negarse así mismo, si te manitene centrado en el “autoestima” te quita la mirada del amor al prójimo, ¿de verdad crees que no te amas lo suficiente? Dime para quien trabajas, en que gastas tus ingresos fuera de tus necesidades básicas.
Contrario al enfoque moderna, la Biblia nos enseña que por si mismo el hombre no se va a encontrar o salvar, hasta que aprendas a amar a los demás.
Jesús dijo: “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.” (Lucas 6:32).
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