“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: “El Amén, el Testigo fiel y verdadero, el Principio de la creación de Dios, dice esto: `Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!” Apocalipsis 3:14-15
“Puesto que eres tibio.., te vomitaré de mi boca”
Por Pastora Valya Nevmerzhytska
“Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”… Apocalipsis 3:16
Ha conocido a muchos creyentes que un día estaban llenos de pasión por el Señor y Su obra, y de repente se volvieron pasivos, indiferentes e inactivos. Un día estaban calientes, y de repente se volvieron tibios. Aunque usé la frase “de repente”, es evidente que la tibieza no se produce de la noche a la mañana… Para entender como la gente se vuelve tibia, vamos a estudiar el mensaje del Señor a la iglesia en Laodicea.
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: “El Amén, el Testigo fiel y verdadero, el Principio de la creación de Dios, dice esto: `Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!” Apocalipsis 3:14-15
A la iglesia en Laodicea el Mesías se presenta con dos nombres: El Amén y El Testigo fiel y verdadero. ¿por que? Lo puedes ver en mi artículo El Amén y El Testigo fiel y verdadero
La pregunta del día de hoy es ¿cómo los cristianos se vuelven tibios?
“Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”… Apocalipsis 3:16
La ciudad de Laodicea se encontraba situada entre las ciudades de Hierápolis y Colosas (hoy – Turquía de Oeste), ambas eran muy famosas por la pureza de las aguas que les traspasaban. En la ciudad de Hierápolis se encontraba una fuente de agua termal medicinal. Por otra parte Colosas era conocida por las aguas de los ríos de las montañas, las cuales eran frescas y cristalinas. Laodicea, por el contrario, tenía mala reputación por su agua tibia y sucia.
El agua es tan esencial para la vida como el oxigeno, es primordial para que la flora, la fauna y la humanidad podamos existir. Por es no es de sorprenderse que el Mesías use el agua para explicar muchos conceptos espirituales de suma importancia, incluyendo la vida eterna y el Espíritu Santo.
“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Juan 7:38
“mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Juan 4:14
Entendiendo esto, ya cobra el sentido lo que está diciendo el Mesías: El agua “caliente” y “fría” servían para satisfacer la sed y para curar enfermedades, mientras que el agua sucia y tibia de Laodicea, no solo no ofrecía ningún beneficio, por el contrario causaba vómitos y enfermedades.
Jesús está afirmando que el agua viva va a correr del vientre de un creyente solamente si creemos como dice la Escritura. Y la única que existía en tiempos de Israel era lo que hoy conocemos como el Antiguo Testamento. En el momento que empezamos a practicar las cosas que contradicen a la Escritura, el agua se contamina, y en lugar de llevarnos a la vida, nos lleva a la muerte.
¿Con qué los laodicenses ensuciaron su agua? Vamos a ver Apocalipsis 3:17-22
“Porque dices: “Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo, 18 te aconsejo que de mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver. 19 `Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete. 20 `He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo. 21 `Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. 22 `El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Los laodicenses en sus ojos eran “ricos, se han enriquecido y de nada tenían necesidad“; Laodicea se destacaba en toda la provincia romana de Asia por:
1) Por su gran riqueza: Aún existen las ruinas de muchas lujosas mansiones laodicenses
2) Por su vida comercial: Era conocido como el centro bancario de Asia, también se dedicaban a la crianza de ovejas negras, y la floreciente industria del vestido.
3) Por su práctica médica: Eran conocidos por su savia para los ojos y para los oídos, así mismo por el culto médico a Escolapio.
El problema de este pueblo radica en que empezó a confiar en su posición terrenal y dejaron de depender de Dios.
Apóstol Pablo lo expresa sin temor: “Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres” 1 Corintios 15:19. Con toda la razón en los ojos de Dios los laodicenses eran “miserables y dignos de lástima, y pobres, ciegos y desnudos”. El principio Bíblico es muy claro: “Ninguno puede servir á dos señores; porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón”. Mateo 6:24
El doctor Eli Lisorkin lo resume así: “La asamblea de Laodicea se había centrado en la riqueza y bienestar, con orgullo y espiritual complacencia, como resultados. Jesús llamó a la asamblea de sus seguidores, al arrepentimiento y a la fe. Ellos se habían vendido al mundo y estaban tan seguros de ellos mismos que no se daban cuenta del verdadero estado de las cosas. Se consideraban así mismos ser ricos, pero en los ojos de Dios eran pobres; no estaban bien vestidos, estaban desnudos. No eran autosuficientes, sino que estaban en verdadera necesidad. Pensaban que tenían acceso a uno de los mejores centros de salud del Imperio Romano pero en realidad, estaban completamente ciegos. Habían depositado sus valores en un banco equivocado. El reto para nosotros es ver que la clase de riqueza y confort mencionados aquí, podían haber sido conseguidos por una plena participación en la sociedad pagana de Roma, presumiblemente. El rechazo de Jesús no debe ser tomado como falto de afecto, o como un tratamiento duro. Es precisamente porque esta gente tenía el compromiso, y el amor redentor de Cristo, que fueron desafiados al arrepentimiento y cambiaron sus caminos” .
ENTONCES… ¿CÓMO ES LA GENTE SE VUELVE TIBIA?
1) Cuando trata de complacer a los demás:
“El temor del hombre pondrá lazo: Mas el que confía en Jehová será levantado”. Prov. 29:25
2) Cuando usa a los principios de este mundo para lograr sus metas:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”. 1 Juan 2:15-16
3) Cuando confía en su posición o riqueza terrenal:
“Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor“. (1 Cor. 1:30-31)
“Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria”. Salmos 20:8
4) Cuando mezcla lo santo con lo profano:
“¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce”. Santiago 3:11-13
5) Cuando deja que alguien más toma decisiones por ellos:
“No debes a permitir ni a tu esposo, ni a tu novio, ni a tu pastor, ni a tus papás tomar decisiones por ti. Un día El Mesías dijo a Pedro cuando aquel puso su mirada en Juan: “¿qué a ti? Sígueme tú” Juan 21:22.
6) Cuando se afana por las necesidades de la vida diaria:
“Ninguno puede servir á dos señores; porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón. 25 Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?. 27 Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo? 28 Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; 29 Mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe? 31 No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos cubriremos? 32 Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:24-34
7) Cuando en lugar de tener la relación sincera e intima con Dios, solo sigue la religión:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20
Nuestro Salvador no nos manda seguir una religión, Él nos invita a una mesa de compañerismo intimo. Sin embargo, las Escrituras dicen que debemos “ser santos como El es santo” (1 Pedro 1:16) y que “sin santidad nadie vera a Dios” (Hebreos 12:14). Nada sucio, corrupto, impuro va poder entrar a Su presencia.
“No os contaminéis con ninguna de estas cosas; pues por ellas se han corrompido todas las naciones que yo echo de delante de vosotros” Levítico 18:24.
El Mesías en Su amor nos llama a los laodicenses al arrepentimiento y los invita a compartir la mesa del compañerismo con El mismo. ¿Qué puede ser mejor que estar en la mesa del Altísimo? Pero esta comunión con el Dios de Israel debe mantenerse pura, ya que Él sigue siendo SANTO.
“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días”. Salmos 23:5-6
Conclusión:
Nuestro tibieza espiritual es el resultado de un largo proceso en el que dejamos de orar, de meditar en Su Palabra, y de aplicar a nuestra vida los principios bíblicos. ¿Cómo estás tu, mi hermano y mi hermana? ¡Cuidado para que Dios no te encuentre tibio y no te vomite de su boca!
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma” Jeremías 6:16.
Las citas del Dr. Eli Lizorkin-Eyzenberg estan tomadas de http://jewishstudies.eteacherbiblical.com/es/tibio-ni-frio-ni-caliente-ap-315-21/
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